¿Cómo te "sientes" hoy...?
¿Te encuentras bien, o no la terminas de encontrar?
Es curioso como a diario nos sentimos impregnados de una sensación de malestar debido a situaciones que, cuando analizamos detenidamente, no son más que un montón de incomodidades banales totalmente superables por el más inútil de los humanos, pero que por su número, lo visualizamos como si de una gran bola de insatisfacción se tratara.
Te aseguro que todo eso no es más que el resultado de una sugestión mal enfocada.
¿Acaso es lo mismo perder a un ser querido, que tener un mal día? Ni tan siquiera sería comparable al peor de los días, del ser humano más "gafado" del planeta, que eso ya es decir mucho de nuestra mentalidad involutiva.
A priori, puede parecer una comparación absurda, pero a menudo nos sentimos "hechos polvo", doloridos interiormente, en una palabra; infelices, y no es más que por un cúmulo de situaciones, que por separado a cualquiera nos parecerían insignificantes. Así pues al cabo del día, podemos llegar a sentirnos igual ante una gran desgracia, que ante muchas tonterías juntas. Y digo yo, que si podemos lograr tamaña barbaridad, también podremos conseguir que no nos afecten las mayores catástrofes, al menos de forma contraproducente.¿Os parece absurdo? Pues bien, aun hay más. Pongamos que ante un hecho tan triste como puede ser la muerte de un amigo, en vez de lamentarnos por "todo lo que se perderá", pudiéramos recordar que vivió contagiado y contagiando felicidad (claro que para poder recordar, antes se debe ser).
Finalmente no podríamos eludir el sentimiento de tristeza, eso sí, tan sólo la nuestra, por no poder disfrutar de su compañía.
Imagina por un momento que fueras capaz de controlar tu estado de ánimo. No las situaciones, tan solo tu estado, que no es poco. Eso te dejaría muy por encima de las circunstancias, y aprenderías quizás a valorar lo que realmente merece la pena, o mejor dicho, lo que realmente merece la vida. Puede que entonces, supieras lo que buscas. Incluso hasta cabe la posibilidad de que lo encontraras, y le pusieras nombre: Felicidad.
Es curioso como a diario nos sentimos impregnados de una sensación de malestar debido a situaciones que, cuando analizamos detenidamente, no son más que un montón de incomodidades banales totalmente superables por el más inútil de los humanos, pero que por su número, lo visualizamos como si de una gran bola de insatisfacción se tratara.
Te aseguro que todo eso no es más que el resultado de una sugestión mal enfocada.
¿Acaso es lo mismo perder a un ser querido, que tener un mal día? Ni tan siquiera sería comparable al peor de los días, del ser humano más "gafado" del planeta, que eso ya es decir mucho de nuestra mentalidad involutiva.
A priori, puede parecer una comparación absurda, pero a menudo nos sentimos "hechos polvo", doloridos interiormente, en una palabra; infelices, y no es más que por un cúmulo de situaciones, que por separado a cualquiera nos parecerían insignificantes. Así pues al cabo del día, podemos llegar a sentirnos igual ante una gran desgracia, que ante muchas tonterías juntas. Y digo yo, que si podemos lograr tamaña barbaridad, también podremos conseguir que no nos afecten las mayores catástrofes, al menos de forma contraproducente.¿Os parece absurdo? Pues bien, aun hay más. Pongamos que ante un hecho tan triste como puede ser la muerte de un amigo, en vez de lamentarnos por "todo lo que se perderá", pudiéramos recordar que vivió contagiado y contagiando felicidad (claro que para poder recordar, antes se debe ser).
Finalmente no podríamos eludir el sentimiento de tristeza, eso sí, tan sólo la nuestra, por no poder disfrutar de su compañía.
Imagina por un momento que fueras capaz de controlar tu estado de ánimo. No las situaciones, tan solo tu estado, que no es poco. Eso te dejaría muy por encima de las circunstancias, y aprenderías quizás a valorar lo que realmente merece la pena, o mejor dicho, lo que realmente merece la vida. Puede que entonces, supieras lo que buscas. Incluso hasta cabe la posibilidad de que lo encontraras, y le pusieras nombre: Felicidad.
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